miércoles, 10 de octubre de 2012

VIDA DE ARTISTA 3.1: LA ESCRITORA

Foto: Alejandro Escamilla

 Nora contra el estado narcoléptico, parte 1.

“TAM CONTRA EL ESTADO DE ALTIGIA”, CAPÍTULO 57.

FADE IN:

INT. ESTUDIO DE REBECA. -TARDE

Tamara y Celia lograron escalar por la fachada del edificio, y se encuentran en el estudio de Rebeca Millán, acondicionado en la buhardilla en una de las muchas construcciones de la urbanización de sus padres. Se sorprenden al encontrar un lugar impecable, decorado con buen gusto y repleto de indicios de un alto nivel cultural. Hay un violonchelo apoyado en una esquina, y en el centro, una mesa larga puesta para varios comensales.

TAMARA
            Después de revisar la finísima colección 
            de discos de reggaetón y hip-hop de su 
            hermano, y de conocer los modales del 
            resto de la familia Millán, no me esperaba 
            algo así.

CELIA
            Independientemente de su parentela, una no 
            pensaría jamás que la mujer que vive aquí
            es Rebeca Millán.   

Ambas revisan las pertenencias de Rebeca. Celia descubre en un cajón del buró una fotografía en la que Alonso Expósito aparece feliz con el grupo de amigos de Rebeca y su hermano.

CELIA
            ¡Tam!

TAMARA
            ¿Encontraste algo?

CELIA
            Mira esto, integraron a Alonso como uno 
            de sus amigos.

TAMARA
            Y trataron de hacernos creer que…

Tamara levanta la mirada y descubre el rostro blanco de Rebeca, que lleva suelto su largo cabello castaño, observándolas tranquilamente desde el balcón. Se acerca a confrontarla. Celia la sigue.

REBECA
            ¿Están disfrutando irrumpir en mi casa?

CELIA
            ¿Por qué asesinaste a Alonso?

REBECA
            No entiendo por qué dos mujeres como ustedes
            se dedican a esta labor inútil. Desde luego 
            que lo maté porque me dieron ganas, y punto.

TAMARA
            Tiene que haber una razón de fondo.

REBECA
            Era un huérfano solitario. Si a nadie le 
            importa, no hay ningún mal en matar a 
            alguien. ¿No lo habían pensado? (las mira 
            con una sonrisa sarcástica) Desde luego que 
            no…

CELIA
            A nosotras sí nos importa.

TAMARA
            Hemos notado que no encajas muy bien con tu 
            familia. Al ver la obsesión con la violencia 
            que tiene tu hermano, puesto que también 
            acabamos de “disfrutar” irrumpir en su habitación, 
            no me asombra que haya golpeado de esa forma 
            a Alonso antes de su muerte, pero tú…

REBECA
            ¿Cómo saben tanto al respecto?

TAMARA
            No sabemos tanto, lo sabemos todo. Te diré 
            de dónde sacamos la información, si tú me 
            expones tus motivos.

REBECA
            De acuerdo. (Tras una larga pausa:) Amo 
            el sonido de las venas al romperse al encajar 
            el cuchillo en un cuello, y no hay nada más 
            hermoso que el rostro de un hombre cuando 
            agoniza. 

CELIA
            Lo cual significa que no es el primer 
            cuello que atraviesas…

REBECA
            No dije eso.

TAMARA
            Alonso se parecía mucho a tu hermano, en lo 
            físico y en el carácter. ¿No será que 
            inconscientemente quieres eliminarlo a él?

REBECA
            ¡Cállate o te dejaré irreconocible!

Rebeca se lanza contra Tamara, pero ésta la inmoviliza con facilidad.

TAMARA
            ¿Lo grabaron todo, muchachos?

La mano con el pulgar levantado de Ernesto surge a través de una ventana.

CELIA
            Por suerte, cada vez es más la gente que 
            apoya nuestro movimiento. En este instante, 
            la enorme pantalla del centro de la ciudad 
            ya transmite lo que acaba de suceder aquí.
   
El equipo se dispone a marcharse.

REBECA
            ¡Espera! Me prometiste que me dirías la 
            forma en que se enteraron de todo.

TAMARA
            Ah, sí… Jamás he sido una mujer de palabra, 
            lo siento.

CORTE A:
INT. LA OFICINA DE TAMARA Y CELIA.-NOCHE

CELIA
            Le hicimos creer a Rebeca que ya sabíamos 
            que ella perpetró el ataque final contra 
            Alonso. ¿Nos quieres decir por qué no 
            filmaste ese momento, ni la delataste?

CARLOS
            Porque no lo sabía y…

TAMARA
            Oh, quita ya la cara de idiota, Carlitos.
            El mismo motivo por el que tú apagaste 
            tu cámara, es por el que nosotras la 
            descubrimos. Te empeñaste tanto en 
            protegerla, que hiciste evidentes un par 
            de hechos: que ella había sido la 
            cuchillera, y que estás enamorado.

Carlos se siente descubierto y agacha la mirada. De repente, toma una decisión.

CARLOS
            No apagué la cámara, tengo el video en 
            el que Rebeca asesina a Alonso… ojalá me 
            hubiera asesinado a mí, porque cuando mata 
            a un hombre, significa que lo ama.

Nora bajó la tapa de su computadora, harta de Tam y su tribu, con sus aventuras justicieras de poca monta. 

Todo comenzó cuando un productor de televisión lanzó una convocatoria para encontrar nuevas ideas para una serie. Ella envió la sinopsis que se le había ocurrido en la sala de espera del dentista:

“Altigia es una ciudad de ficción donde, después de una cruda revolución, se proclama la anarquía absoluta como política oficial. Entonces, un grupo de amigos se une para parar la degradación de su sociedad, o al menos ponerla en evidencia. Viven al margen de esta comunidad, como si ellos fueran los criminales, porque la defensa del orden y la moral no son aceptadas, o por lo menos populares. Sin embargo, impelidos por un sentido de ética natural, gran parte del pueblo colabora con ellos clandestinamente”.

No sólo le compraron la idea, sino que la contrataron para realizar el libreto del programa piloto… con ciertas condiciones, que implicaban abaratar un tanto el concepto original, y convertir a Tamara Girón, la protagonista, en un personaje sarcástico y plagado de clichés, que usaba hot-pants cotidianamente y terminaba en la cama con gran parte del elenco masculino. Sin embargo, el productor tuvo toda la razón al suponer que sabía lo que le gustaba al gran público, porque la serie gozó de un enorme éxito, aunque la crítica no siempre era muy benévola, al tacharla de ser una calca de las series policíacas de Estados Unidos y de Sherlock Holmes. La villana favorita de la audiencia (y de los licenciosos ciudadanos de Altigia) era Rebeca Millán, una bella, carismática y delicada joven que aprovechaba su inofensivo aspecto para cometer toda clase de retorcidas felonías. El productor y los ejecutivos habían ordenado en la última junta que se convirtiera en el personaje antagónico fijo. Eso no le había gustado a Nora, porque Rebeca sólo debía aparecer en un par de capítulos, y aquello terminaba de dar al traste con todo el argumento que tenía preparado. Sin embargo, esta vez no se quejó de los lugares comunes, ni de la manera en que sus queridos personajes femeninos solían terminar convertidos en una caricatura hipersexualizada, porque, al igual que a los fans, le encantaba el personaje de Rebeca, pero, principalmente, porque no tener que poner tanta dedicación en la serie le dejaría algo de tiempo para escribir lo que realmente deseaba: cuentos y novelas en tono naturalista. No le generaría tantos dividendos como “Tam contra el estado de Altigia”, pero haría aquello por lo que inicialmente se convirtió en escritora.

Aunque se hastiaba a veces de inventarse tantos casos criminales, que a la larga es inevitable que se vuelvan repetitivos y poco originales, encontró nuevos bríos a partir de su nuevo proyecto para terminar también todos los libretos de la temporada, sin saber, en medio de su alegre inspiración, que el ataque del efecto caracol de sus pesadillas acechaba a la vuelta de la esquina...












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