miércoles, 6 de febrero de 2013

BREVE ANÁLISIS DE ANTÍGONA, DE SÓFOCLES


            Antígona se enfrenta a una terrible encrucijada: enterrar a su hermano, como lo dicta la ley divina, y que la sepulten viva por ello, u obedecer a su tío, el rey Creonte (ley humana) y sobrevivir. Su vida desemboca en semejante dilema, pero desde su origen enfrenta una situación complicada: su madre, Yocasta, es a la vez su abuela, y su padre, Edipo, su hermano. Acompañó a Edipo en el trance final de su vida, después de que se arrancó los ojos ante la vergüenza de su incesto imprudencial, por lo que a raíz de esta fuerte experiencia, podemos juzgar como antecedente su determinación para sacrificarse por un miembro de la familia, que por lo menos es más grande que la de su hermana Ismene.
           
            Los patrones de sus padres son repetidos por ella: al igual que Edipo, aunque con considerables atenuantes al comparar ambas historias, transgrede una ley fundamental; en su caso una social, ya que el deber del ciudadano es obedecer los mandatos de su gobernante. Antígona entierra a quien Creonte ha decretado que se trata de un traidor, por lo cual ella se convierte automáticamente en lo mismo. Edipo también fue un traidor, aunque inconciente, al matar a su padre y desposar a su madre. Y tras cometer un error nacido de la soberbia, intenta imponer ciegamente que tiene la razón, lo mismo que Antígona, la cual ante la anagnórisis (conciencia) reacciona del mismo modo que su madre: se ahorca. En cuanto a sus hermanos Etíocles y Polinices, repiten también el patrón de la sed loca de poder, hasta que se matan entre sí. Por su parte, Ismene decide deslindarse de todo.

           Creonte también se halla ante la paradoja de enterrar a su sobrino y cumplir el deber de gobernante. Opta por lo segundo, puesto que cree fervientemente que lo que Polínices ha hecho al atacar Tebas es una alta afrenta, pero sobretodo porque quiere mantener impoluta su autoridad . De repente, Antígona lo contradice, aún sabiendo lo que le sucederá si lo hace, y él, aunque con un profundo dolor, decide castigarla porque ve amenazado su poder, lo cual deja muy claro todo el tiempo que esa es su absoluta prioridad. Ambos defienden sus posturas, a pesar de los horrores que saben que sobrevendrán, porque así como Antígona conoce lo que ocurrirá en cuanto sepulte a su hermano, el momento en que Tiresias vaticina la muerte de Hemón (hijo de Creonte y prometido de Antígona), es sólo la confirmación de lo que Creonte SABE que será una consecuencia lógica de la muerte de Antígona. Por cierto, es curioso que el vaticinio de muerte lo haga un ciego, como Edipo… aunque tampoco estoy muy segura de que eso venga al caso.

En conclusión, por obstinarse en sus inamovibles puntos de vista, la una pierde la vida, y el otro a su familia, lo cual es algo común en este linaje marcado por una avalancha de decisiones trágicas, que van desde Layo hasta Antígona. 

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