miércoles, 20 de marzo de 2013

UN GORILA (Ejercicio surrealista)

Tal vez André Breton me desterraría de sus círculos, pero me tiene sin cuidado, y he aquí un breve ejercicio de escritura automática surrealista que (inconscientemente) bien podría llevar dedicatoria para cierto ex-galán:

El gorila ocultista desglosó sus prólogos circulares de meditaciones podridas con su crueldad Steampunk 

por lo que presentó quejas de que interrumpí su metódico estudio de secreciones alimentarias y opiniones 

residuales de facsímil vapor. El invierno automático habría sido marmóreo, pero rompió su espontaneidad 

disgustada, y muerta su memoria que a la venganza actual lo inducía magnética, y en el discurso preciosista 

decreció la vibración del poderío artístico de su decir escatológico. Este pensador de goma escribió su ética 

sobre la pedagogía autoritaria de una Alemania anacrónica. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

YOGA: VIAJE AL CENTRO DE LA VIDA

La instructora Yayasana Martínez en acción
Antes de que el lector suponga que voy a soltar la aburridora hablando de mí misma, aclaro que si incluyo mi experiencia es sólo como apoyo, porque me ha resultado difícil expresar en palabras el proceso tan abstracto y sensorial que pretendo exponer, y porque pienso que tal vez alguien se identifique, o se sienta animad@ a iniciar su propia práctica de yoga. Y porque me dieron ganas, qué demonios.


Aunque nuestra instructora Yayasana Martínez nos recalca que el yoga es un camino personal, debo decir que, por lo menos en mi caso, ella misma y mis compañeras han sido una pieza fundamental. Mirar el avance de los demás es un aliciente, cuando estamos libres del sentido de la competencia que es, creo yo, el peor lastre de nuestra sociedad  (y es a lo que se refiere Yaya al decir que no estemos pendientes de la persona de al lado), y mis compañeras, en especial las de edad avanzada, son poseedoras de un ánimo, sabiduría y poder que me han hecho cambiar mi forma de percibir el universo de las posibilidades.

Quería encontrar un símil adecuado, y al imaginar eso que yo percibo como un viaje, no lo vi lineal, sino, como en la obra de Julio Verne, Viaje al Centro de la Tierra, lo puedo definir como una sucesión de capas en las que el individuo cava progresivamente, hasta llegar a un núcleo efervescente que siempre estuvo allí, en la médula del planeta explorado: su propio ser.

Corteza: Cuerpo


Lo confieso: en un principio sólo me acerqué al yoga porque necesito mantenerme en constante entrenamiento físico. Estaba allí por la forma, en la ignorancia, porque tenía una noción superficial de lo que se trataba el contenido, conceptos sueltos como “paz mental”, “relajación” y la idea ambigua de que se trataba de una filosofía, lo cual mis tías católicas ven con recelo, o incluso como algo diabólico, lo cual me parece irrisorio, pero no más que el hecho de suponer que encontraría la iluminación mística a través de mis estiramientos matutinos.

Con ese antecedente, mis metas eran mantenerme en forma y superar la falta de flexibilidad que me hizo sufrir en ballet y visitar el infierno en clase de acrobacia. Así es, a mí también me parecen objetivos mezquinos e insignificantes ahora, pero estaba en otro momento de la vida.

En principio, seguí dudando de lo que había escuchado, porque, como estudiante, lo primero que se descubre es que la cosa no es tan calmada como parece, incluso en una clase multinivel, y que aquel que dijo que una va al yoga sólo a “relajarse” es porque nunca en su vida ha hecho una sola postura (Asana). La realidad es que se necesita fuerza, concentración, y aún más allá, estado de alerta, resistencia, especialmente para la permanencia de asanas que a simple vista parecen sencillas, y vencer el miedo a romperse los dientes o el trasero, como en los parados de manos o de cabeza.

No obstante, acompañar el movimiento con la respiración crea una armonía inevitable, incluso en términos musicales, que tarde o temprano se alinea a otros niveles. Sin que me diera cuenta, el yoga se empezó a filtrar desde mi piel y mis músculos al resto del cuerpo, y de pronto noté que sanaba más rápida y efectivamente de enfermedades y lesiones, pero en eso, más que las posturas en sí, comenzó a entrar en juego la mente, y lo que la ciencia llama cuerpo electromagnético, y el hinduismo siempre reconoció como chacras.

Manto superior: Mente.


La sanación física y relajación de órganos internos se logra a través de los ejercicios terapéuticos y la respiración correcta, pero en un porcentaje menor a lo que cabría suponer. Durante la concentración final en postura de cadáver (Savasana), mi instructora nos asegura que la simple acción de pensar en la parte enferma envía calor a la zona de inmediato, lo cual es  perceptible antes de que ella termine la frase.

Y precisamente de algo tan patente, llega el entendimiento de que se puede sanar más que un tirón o una gripa, y se trasciende por fin a esa parte que al principio sonaba inverosímil. Hay cosas que no son físicas, pero duelen, como traumas, emociones y actitudes negativas que son peores que una enfermedad, porque no sólo nos hacemos daño a nosotros mismos, sino a otras personas que no tienen nada que ver con lo que nos aflige. El origen de todo eso no está en el pasado, ni en quienes nos dañaron, sino en los pensamientos y creencias que seguimos cargando a diario, y que engendran nuestro conjunto de emociones.

Manto: Emociones


En el video que incluyo en este post, que es la primera parte de un documental sobre un proyecto de yoga en las cárceles en el que participa mi instructora, se demuestra a qué grado llega el trabajo personal y el control de emociones en esta disciplina. En este material podemos escuchar testimonios extremos de hombres a los que les pasaron cosas realmente espeluznantes, ante las cuales reaccionaron de la peor manera posible, y aun así con sus clases de yoga han encontrado una esperanza, y algunos de ellos pueden hasta desarrollar su lado más luminoso.


En una escala mucho menor a la de un criminal, desde luego, tod@s tenemos historias de injusticias y pérdidas, y cosas de las que no nos sentimos orgullos@s, pero si esas personas que siempre hemos considerado perdidas pueden llegar a superar los horrores que vivieron, y no volver a infligir dolor a nadie, creo que tod@s podemos.

Hay varios conceptos que ayudan, pero el que me parece fundamental es Ahimsa, que significa No Violencia, y se aplica en las Asanas como no ir más allá de los límites físicos, y así no violentar tu cuerpo, pero que obviamente se refiere a no ejercer la violencia en ningún momento.

Hacer una postura complicada de esas que vemos todo el tiempo por aquí en el internet no sirve para presumirle a los amigos, sino que el llegar allí es el símbolo de haber logrado eso que nos parecía imposible, pero progresivamente y sin forzarlo, y podría seguir al infinito encontrando símbolos aplicables a la vida diaria en cada postura y secuencia...

Núcleo: Espíritu


Esto sí es imposible definirlo. Es un momento demasiado íntimo, y cada persona sabrá cuando logra llegar hasta aquí. Lo único que puedo contar es que descubrir esta fuerza ha sido para mí, no el final del viaje, sino el verdadero punto de partida.  

miércoles, 6 de marzo de 2013

HORRORES POSTAPOCALÍPTICOS PRESENTA:

El Rastro.

En estas tierras nos convertimos automáticamente en una especie de súperhumanos, debido a la composición de la atmósfera y el agua, por lo que la gente no muere jamás por causas naturales, accidentes, ni mucho menos intoxicada. Para evitar la sobrepoblación, el gobierno tuvo que idear un programa de “limpieza”, que consiste en elegir aleatoriamente, por medio de una tómbola, a un ciudadano, exceptuando a los grandes artistas y científicos que estén considerados como de alto valor, y con prioridad de acuerdo a la edad, para ser sacrificado de la única forma posible: decapitación. Por supuesto, se tiene la compasión de anestesiar al sujeto y darle una última oportunidad de seguir viviendo: participar en un juego de mesa o deportivo que, de ganarlo, le garantiza irse a su casa y esperar a que el sorteo lo desfavorezca de nuevo.

Cuando la tómbola escupa el nombre de alguno de ustedes, tocará a su puerta un representante de la oficina de la Torre de Designación de Destino Final (conocida coloquialmente como “El Rastro”), y extenderá un documento que especifica el día y la hora en que la persona debe presentarse en la marmórea escalinata de la TDDF, y en qué consiste el reto que enfrentará. No intenten huir o esconderse, porque la pena es el degüello inmediato, sin derecho a juego, y siempre dan con los miedosos.

Desde luego, aquí entre nos, los ricos y los políticos rara vez se ven obligados a comparecer, o suelen salir victoriosos de su prueba, sin un monitoreo público adecuado, o porque los dejaron ganar deliberadamente. A eso se debe la manifestación que vimos al pasar por la plaza, y les aseguro que la próxima semana el líder de los rebeldes tendrá que visitar el rastro, y que le tocará jugar ajedrez con la máquina, algo casi imposible de ganar. Así son las cosas.

En fin, hemos llegado a su condominio. Felicidades por haber sobrevivido a la segunda hecatombe terrestre, y sobre todo por haber sabido utilizar el transbordador SER-45, que los trajo automáticamente hasta aquí. Ahora sólo les deseo que se adapten a esta nueva sociedad donde ya no contamos con la única democracia real que teníamos antes, la de la muerte.