miércoles, 8 de enero de 2014

SPIRIA 5


La niña dragón que dominaba los vientos.

Desde el ventanal se extendía ante sus ojos el acantilado de Bron, profundo, oscuro y devastador como la decepción de Armanda, que comprendió en sus propias entrañas la pena en el rostro de la fallecida Malij aquel lejano día en que la conoció.

Un año atrás, Armanda aún viajaba con Facio por cada rincón de Spiria, en pos de las dragonas. El supuesto plan era ponerlas a salvo, asegurarse de que Nain entendiera que debían regresarlas a los lugares que les había asignado el rey Arzo, por el bien de la nación, y cobrar la recompensa que salvaría la aldea de las brujas. Un golpe de suerte quiso que, después de comerse todo el ganado de la región, los jabalíes que llevaba la comitiva de Facio atrajeran a Edo y terminara metiéndose sola en su mullida jaula sin mayor esfuerzo por parte de sus perseguidores, después de masacrar a los animales. Pero esa suerte no mejoró la atmósfera entre ellos. Facio ya no confiaba en Armanda, y había ordenado a su equipo que le retiraran el habla y le redujeran las porciones de comida. Aunque antes nunca la trataron precisamente como reina, Armanda no entendía el cambio. 

El ejército de Nain, mientras tanto, estaba cerca de ellos y ya les habían llegado los rumores de que muchos vieron y vitorearon a un grupo que arrastraba dos jaulas colosales con las dos dragonas que el gobierno creía de su propiedad. Armanda percibió a las huestes del rey desde el monte Colerb, avanzando por el valle y a tiempo para esquivarlos, pero sus compañeros no quisieron escucharla hasta que vieron por si mismos a los soldados que se aproximaban al campamento, sin que ya pudieran recurrir a otro método que no fuera la diplomacia... o la magia.  

Pronto se agotaron los argumentos, de por sí insuficientes, para no entregarles a las dragonas, y los ánimos se excitaron. Ninguno estaba tan molesto como Valiant, que al ver a Armanda al lado de Facio se llenó de celos, y fue él quien propuso que terminara la innecesaria discusión de una vez, los arrestaran a todos y se llevaran las jaulas. A eso procedían, cuando todos se desvanecieron en el aire.


Para trasladar a los dos dragones, a Facio, a su comitiva y a sí misma lejos del peligro, Armanda se vio obligada a usar casi toda su magia, y, tras aparecer todos en las montañas, quedó débil. Preocupado y ya no tan molesto, Facio se confrontó con ella, seguro de que le había puesto un conjuro para decir la verdad. Ella pudo probar que no fue así, al mostrarle sus frascos para el efecto intactos.


De cualquier manera, creo que me hechizaste sin quererdijo Facio antes de besar a Armanda. Eso tampoco fue como ella se lo había imaginado tantas veces, sino mejor. 

Al día siguiente, ella estaba a punto de liberar a Edo en las montañas, cuando Facio le pidió que la llevaran consigo hasta que se aseguraran de reunir a las cuatro. 

El siguiente destino para la comitiva era el convento, donde recogerían a la pequeña Malij. Era casi igual a su madre en el físico, pero era la primera vez que no se trataba de una autofecundación, por lo que sus ojos y su piel tenían un poco más de pigmento, y su carácter extrovertido era similar al de su padre. La niña y Armanda se llevaron bien desde el primer momento, lo cual complació a Facio. Para sus adentros, pensó que ya tenía reina, y ahora sólo le faltaba Napay...

La dragona del fuego ya acechaba a Thesia, y, en cuanto se aseguró de que el ejército habia dejado sola a la ciudad, la sobrevoló lanzando llamas. Un soldado raso, que habían enviado a espiar a Facio, estaba en el palacio cuando se desató el desastre, e informó a Nain que la debilidad de Napay era que sus entrañas eran altamente inflamables. Nain subió personalmente a la torre más alta, y desde allí disparó un cañón apuntando al centro de la enorme serpiente. Aunque falló la primera vez, la segunda dio justo en su estómago, lo cual inició una combustión fatal que conduciría a una era de hielo y oscuridad, excepto que la escarcha de Edo surgió de repente y salvó a Napay. Armanda y Facio habían seguido el rastro de la única dragona que les faltaba, la cual se desplomó moribunda sobre tres edificios, dejándolos en pedazos. No era posible cargar a un dragón, y Armanda ya no tenía los medios para moverla, por lo que tuvo que mandar a un mensajero para que avisara a la bruja Mirta cuanto antes. 

Entretanto, el pueblo ya se había puesto a favor de Facio, y un disturbio dio inicio. El ejército, que después de horas apenas apareció, intentó frustrar la irrupción de la turba al castillo, pero era tarde. Estaban a punto de arrojar a Nain y su familia al fuego, cuando Facio pidió que le perdonaran la vida, a cambio de entregarle el trono. Nain había amenazado con secuestrar a Malij para que Facio le diera a Holok, y ahora fue él quien tuvo que ceder a un chantaje para poner a salvo a su familia.

En medio del caos, la bruja Mirta llegó. Mientras corría a su encuentro, Armanda sintió que la tomaban del brazo. Era Valiant.

Créeme, no te conviente estar con Facio, no sabes cómo es él...

Armanda echó en saco roto la advertencia, y se ocupó de lo importante: transportar Napay a un lugar seguro con las otras tres dragonas. Mirta sacó su maletín y se encargó de todo. 


Unos meses después, el nuevo rey y Armanda se casaron, en medio de un júbilo generalizado. No obstante, una vez seguro de su poder, Facio llevó a cabo lo que en verdad quería. Desde niño, Arzo le metió en la cabeza que él sería un mejor rey, y le sugirió sin querer que si controlaba a los dragones, también controlaba a Spiria. Por ello, Facio se casó con Malij, y, aunque su deber era quedarse en Thesia y cumplir con sus obligaciones de príncipe, las evadió yéndose a Bron, para criar a Holok. Por fin, había conseguido a Edo y a Napay y no pensaba dejarlas salir de Bron. Facio se sentía superior y dueño de todo y todos, incluída Armanda, que, a pesar de que amaba a su esposo, no estaba de acuerdo con su proceder, y lo hizo saber al liberar a Nain y su séquito de los calabozos. Pero Facio creía saber como privar a una bruja de su magia, y reaccionó quitándole el maletín de pócimas y encerrándola en sus aposentos. Así nadie pudo evitar que se convirtiera en un dictador esclavista que chantajeaba a sus súbditos con usar o matar a las dragonas si no lo obedecían.
Napay sobrevivió un año, con los cuidados de Armanda y Malij, pero ya no resistiría mucho. Después de una noche de dolor, dio a luz. Un instante antes de morir puso a su pequeña hija en las manos de Armanda. Armanda susurró en el colosal oído "ella estará a salvo, te lo juro". 

Lo que Facio desconocía es que una bruja solo usa las pócimas como auxiliares para no desgastarse demasiado, pero la magia proviene de su centro, igual que los elementos de las dragonas, y el único motivo por el cual Armanda no escapó de inmediato, fue porque necesitaba reunir todas sus fuerzas...

Y por eso es que en todos los libros se lee que la reina Armanda se convirtíó en la heroína principal de Spiria después de poner a las dragonas en su hábitat y verse obligada a quitarle la vida al único hombre que amó, Facio de Bron, y mirar sus ojos apagarse entre sus manos. Fue en realidad como una eutanasia, porque en ese momento los grupos de rebeldes tenían planeado un desenlace mucho más cruel para el rey. Nunca se supo nada más de Armanda, o de la desaparecida villa de las brujas, pero Malij, la niña dragón que dominaba los vientos, reinó igual o mejor que su bisabuelo Arzo y llevó a Spiria a su era de mayor esplendor.

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