miércoles, 26 de marzo de 2014

SE SOLICITA UN ALMA GENEROSA



He allí al águila, perdida en un callejón nocturno
Al cual la indujo la temible oscuridad del pavimento.
La fatalidad inicua surgió hedionda, 
Entre vomitadas de gatos pérfidos
Y le dio dos alternativas:
Marcharse, y no volver nunca,
O quedarse a azotar la cara contra la pared.
Desde hace una década, eligió lo segundo
Y el aturdimiento es tal,
Que ya no puede volar, ni distinguir la salida.
Por eso, se solicita un alma generosa,
Para guiar al águila de vuelta al firmamento.

Foto: Jamie King
post signature

miércoles, 19 de marzo de 2014

HORRORES POSTAPOCALÍPTICOS PRESENTA: La red de las arañas neuróticas.


Tal vez doy a entender lo contrario con este tipo de entradas, pero me fascina vivir en estos tiempos. Lo único que pretendo cuando escribo este montón de cháchara es ayudar a mejorar ciertos “detallitos”. Tendemos a quejarnos demasiado de  lo revuelto de este mundo y de la falta de principios, etcétera, pero en realidad eso siempre ha existido. Sólo hace falta leer un poco de historia. Creo que incluso sea un avance que todo esté más a la vista, porque significa que somos menos hipócritas. Sea como fuere, es un privilegio estar en la era de la tecnología que nuestros antepasados durante siglos sólo soñaron. El Internet es el equivalente más cercano a la magia.

Lástima que haya seres que se empeñan en quitarle lo placentero, o, mejor dicho, en convertir la experiencia de navegar en la red en un martirio y que, presumiblemente, lucen de esta forma: 


NEGATIVIDAD Y DESCONTEXTUALIZACIÓN.


Ven todo de la peor manera posible y se imaginan los escenarios más terroríficos en cuanto a cualquier tema, pero lo extraño del caso es que terminan diseminando sus paranoias tremendistas hasta en los comentarios de una entrada de blog sobre cómo quitarle las bolitas blancas a un suéter. Pareciera que esta cofradía tiene como fin último hundir a la humanidad en la absoluta neurosis y no descansarán hasta infectar cada rincón de la red.

Pero, más que eso, pretenden dejar claro que son tan agudos que siempre van a encontrar inconsistencias en todo, incluso si a alguna persona le costó años de esfuerzo. La verdad es que no les gusta nada, sea blanco, negro o naranja con rayas. Lejos de parecer instruidos, ésta es la impresión que dejan, ¿o no?: 


BULLYING CIBERNÉTICO. 


Esto te puede pasar si…

1.    ERES FAMOSO.- Si te conocen en todos lados, sea por tus méritos o no, y cometiste un error, dijiste algo mal o te ocurrió una cosa que a cualquiera le sucede a diario, prepárate, porque si las celebridades de antaño sufrían con la prensa, ahora es el momento en que toda la sociedad tiene la herramienta perfecta para lapidarte.

2.   TIENES UN DEFECTO FÍSICO VISIBLE.- Tus dientes son grandes, te depilaste la ceja de más, te pusiste algo demasiado entallado… espero que también tengas el estómago para ver tu rostro en un meme ofensivo.

3.   ERES DE BARRIO.- Y no tienes derecho a tomarte fotografías y subirlas a tus perfiles,  porque ellos estarán allí, siempre en vigilia, listos para interceptarlas y burlarse de tus costumbres, letreros sobreimpuestos en colores neón y nivel educativo.

4.    TE GUSTA ALGO QUE ESTÁ DE MODA ODIAR.- Esto parece tener cierta carga de género. Durante mucho tiempo lo callé, porque no quería ser exagerada quizá, pero es evidente que basta con que algo o alguien simpatice particularmente a la mayoría de las mujeres, especialmente adolescentes, para que lo consideren inferior de forma automática. (Antes de que me crean paranóica, piensen cuántas veces han escuchado algo como "eso es para nenitas")

5.    RESPIRAS.- Sin embargo, por favor, ¿cuando hemos visto que un troll discrimine a la hora de molestar?

CONSPIRACIONISTAS 


De acuerdo, sí, nuestros gobiernos nos han engañado lo suficiente como para sospechar y no sabemos quiénes controlan el orden mundial, ni cuáles son exactamente sus propósitos. Pero ese es el detalle: no-tenemos-la-menor-idea. 

No obstante, imaginación si sobra en este valle de lágrimas de los desterrados hijos de Eva, y al parecer los símbolos Iluminati hasta en la caja del cereal ya no son suficientes, y ahora estamos controlados por una sociedad perversa de alienígenas, los reptilianos, que han tomado formas de personajes poderosos, como la reina de Inglaterra o Chespirito. No estoy en LSD, ni es una película de los ochentas de bajo presupuesto, parece que la cosa va en serio. 

Haciendo un poco de investigación para esta entrada, de lo cual me arrepiento y avergüenzo, descubrí un foro donde compartían sus teorías sobre cómo a todas las estrellas de Hollywood las sustituyen con un doble: un alien de esos o una especie de robot sintético. Ni siquiera el caso de doppelgänger más factible, el de Paul McCartney, está comprobado, pero resulta que hay todo un grupo de obsesos que afirman cosas que implican una acusación, que de no ser absurda sería grave, sin que exista manera de probarlo. Salí de allí mientras me recorría un escalofrío. Ya no hace falta ir al psiquiátrico para enfrentarse a la locura. 

Pero una conclusión sí saqué: si los humanos que nos estarían dirigiendo o entreteniendo son los que están a cargo de esos foros, bienvenidos sean los reptilianos. 

DEMASIADA INFORMACIÓN


Hay temas de la vida de los contactos que una definitivamente prefería desconocer, o imágenes perturbadoras que sería más pertinente no obligar a las personas a presenciar, especialmente si consideramos que hay muchos menores que están conectados, quizá más que los adultos. No obstante, la falta de tacto para los contenidos impera, así como la obsesión, más común de lo que se esperaría, de gritarle al mundo que, digamos, por fin pudieron hacer popó, y la dirección del restaurante donde está el baño en que lo lograron.

Información es poder, pero demasiada, y tan enredada, contradictoria e inútil, sólo nos crea caos mental.

EL SIMPLE HECHO DE COMENTAR


En un cómic del fabuloso ilustrador Matthew Inman, aka The Oatmeal, vemos lo horrible que se vería que en el Louvre hubiera un pizarrón para comentar las obras de arte:

"Esta pintura es increíble. No puedo creer que de hecho esté viendo a la Mona L- ¡Pero qué demonios, ese tipo es un imbécil!"

No propondría que se destierren -del todo- las secciones de comentarios en la red, pero qué tal pensar mejor lo que vamos a decir, si vale la pena decirlo y revisar antes de publicar si al menos logramos formar una frase coherente (sobre todo si tienes dedos gruesos, verdes y viscosos). Es decir, ¿creemos realmente que todas nuestras opiniones valen la pena…? 

(No, ya cortando el rollo, ¿dónde firmo para que eliminen los comentarios de Youtube?)

¿SI ALGO NO LES GUSTA ¿POR QUÉ #/&(* ENTRARON A ESCUCHARLO/VERLO/LEERLO?


En la vida tenemos poco tiempo para lograr todo aquello que anhelamos, y la verdad es que a veces tenemos que luchar para no perderlo haciendo cosas que queremos y no debemos… pero perderlo entrando a revisar algo que nos disgusta, eso si ya no lo entendí. Lo curioso es que, gracias al Internet, he descubierto que hay personas que por el simple placer de destrozar algo pierden varios minutos de su vida, que sumados son horas, en leer o escuchar algo que supuestamente detestan. 

Por ejemplo, quién no ha leído a algún geniecillo que pone al final de, digamos, una lista de “10 consejos para solucionar [inserte algún problema común]” un comentario como: “los que recurren a la autoayuda son unos subnormales”... “¿Entonces qué haces tú paseando tu inteligencia privilegiada por aquí?” le responde más de uno, con justa razón. 

A mí ya me tiene un poco cansada entrar a disfrutar mi música favorita, clases que gente generosa sube gratis, un vídeo o un artículo interesante, y ver la sarta de, no críticas bien fundadas, sino insultos y descalificaciones hacia personas que admiro o que simplemente no se lo ganaron, por parte de ociosos que podrían haber pasado de largo el enlace si el asunto no les gusta, y ya. He optado por nunca bajar a la sección de comentarios, y eso es triste porque antes disfrutaba conversar o debatir con las personas en tono amigable.

ACOSO Y CRIMEN


Esto ya es el extremo, y en realidad todo lo anterior son nimiedades si pensamos en verdaderos peligros, como secuestros, trata de blancas, fraudes, robos de identidad. Es necesario tener mucho cuidado, no confiar tan fácilmente y, definitivamente, enseñar a los menores a que no hagan contacto con desconocidos, y mucho menos acuerden ningún contacto externo, porque una cosa eran aquellos tiempos en que mamá nos dejaba a solas con Homero Simpson, y otra muy diferente es que los niños puedan estar hablando con QUIEN SEA, mientras la señora se complace en lo calladitos que se quedaron. Las providencias, adultos o no, son sencillas, como desconectar siempre la cámara web, manterner bajo perfil, no dar santo y seña de  nuestra localización y acciones, ni querer ligar por este medio, pero la presión para ser bichos hípersociables que mantienen determinadas apariencias está impidiendo que algunos tomen en cuenta lo básico.

Y para no hacer el cuento más largo, todo esto sólo revela que la prudencia es una virtud demasiado infravalorada...  

Hell button image courtesy of t0zz at FreeDigitalPhotos.net
Troll image courtesy of Victor Habbick / FreeDigitalPhotos.net

post signature

miércoles, 12 de marzo de 2014

EL MONO DEL BOSQUE DE PIEDRA.

Mi abuela, desde hace tiempo, quería viajar a China para conocer a su amiga por correspondencia. El verano pasado la acompañé, por fin. La señora Niam, su amiga, vivía en la ciudad de Kunming, en la provincia de Yunnan. Cerca de allí está Shilin, donde se encuentra el famoso bosque de piedra, que es algo así como un gran parque turístico, y mi abuela pensó que sería una gran idea quedarnos dos o tres días en este hermoso lugar. Nos registramos en un hotel, y aprovechamos para tomar la visita guiada, junto con Niam, para mirar las formas de roca erosionada, que los chinos han nombrado de acuerdo a los objetos y animales a los que se asemejan, como "el elefante sobre una tarima". En la tarde, la abuela partió a pasar el rato con Niam, y yo tomé una ducha. Cuando salí a la habitación, me sobresalté al percatarme de unos ojos profundos que me observaban a través de una rendija entre las persianas. Grité, y estaba a punto de lanzarle algo al voyerista para que no escapara, cuando apoyó su mano gris, enorme y corrugada en el cristal, y descubrí su verdadera naturaleza. Era un simio, uno con una mirada tan humana que resultaba perturbador, pero primate al fin. Abrí la persiana y la ventana y se quedó sentado en la terraza, mirándome con una sonrisa fija. Le pregunté "¿Qué quieres, amigo? ¿comida?". Le ofrecí un mango y negó con la cabeza. Extendió su dedo inmenso hacia mí, y luego se largó. Creí que se estaba burlando. Me encongí de hombros y volví a mis asuntos. Al día siguiente, el animal reapareció, pero esta vez traía consigo un cuenco de madera. Asumí que ahora sí me aceptaría una fruta, o más bien varias, pero rechazó mi ofrecimiento de nuevo, y luego azotó el cuenco contra el piso mientras me ignoraba. Volví a entrar, sin entender lo que pretendía, o si esperaba algo de mí en absoluto. Lo vi marcharse un minuto después, encaramado entre las rocas y los árboles. Dejó el cuenco en la terraza. A la siguiente mañana, ya no sólo estaba allí el cuenco, sino que mi nalgón nuevo amiguito había traído una camisa raída, una muñeca de trapo y un tenedor de plástico para bebé, y con estos objetos formó una especie de altar.

--Yo creo que le caes bien, y te trajo unos regalos-- fue la teoría de la abuela.

Más tarde, salimos a visitar otros poblados vecinos, y, cuando regresamos, el chango estaba recostado a sus anchas en mi cama y había roto el cristal de la ventana para acceder a la recámara. Me puse furiosa, mientras mi abuela y Niam se ahogaban de la risa. El simio comenzó a saltar como sicótico y a apuntarnos hacia la ventana, y luego corrió al alféizar, yo creí que para evitar el zapato que estaba a punto de lanzarle, pero se quedó expectante, y simplemente lo esquivó. En su inglés entrecortado (no mucho mejor que el nuestro), Niam nos sugirió que tal vez esperaba que lo siguiéramos. El par de ancianas, obviamente, no pudieron averiguarlo, pero yo a estas alturas ya tenía la certeza de que el simio había estado tratando de decirme algo, y, al no tener algo mejor que hacer, aparte de tomar de nuevo el tour entre el montón de piedras o ver televisión en mandarín, fui detrás de él.  Al principio, lo perdí, porque no tomó en cuenta que yo no tenía sus capacidades físicas, pero al ver que pensaba dejar de seguirlo, regresó y me esperó. Aunque logró entender que yo sólo podía caminar por los senderos y escaleras, caí dos veces, y en una de ellas me raspé la rodilla. Con mi pierna izquierda llena de sangre, llegamos por fin al lugar que quería mostrarme, pero yo sólo veía una roca en forma de torre, cuya extensión ni siquiera alcanzaba a distingur, lisa como una pared.

"Pinche chango", dije, pero él empezó a raspar el suelo y entonces percibí que había un agujero en la roca. No sólo era un agujero, sino que después de una concavidad profunda en la tierra, estaba una cueva escondida. Me asomé, y adentro descubrí a un anciano que conversaba animadamente con un grupo de esqueletos. No supe qué hacer, y, antes de que me viera, regresé al sendero y llamé a la abuela para que notificaran a la policía.
Resultó que aquel señor se había perdido hacía un par de años y su familia lo buscaba con desesperación. Estaba desorientado, pero no loco. Los objetos que estaban en nuestra terraza eran suyos. Los esqueletos tenían algunos siglos de antigüedad, y no se sabe qué hacían allí, aunque se especula que eran unos exploradores sin mucha suerte. El simio, con quien me tomé una fotografía que exhibo en mi casa, era la mascota del pobre hombre, y el motivo por el cual está vivo, cuerdo y con su familia, quienes ahora también son nuestros amigos por correspondencia.

Image courtesy of Jesse Piercy / FreeDigitalPhotos.net
post signature

miércoles, 5 de marzo de 2014

LOS ESTIRA Y AFLOJA DE LA PROCRASTINACIÓN.


De manera oficial, la procrastinación es diferir o aplazar. Mi propuesta es “eufemismo elegante de hacerse bien pendejos”.  El caso es que tenemos que darle la vuelta a ese problema que es inherente al ser humano, pero que nos impide rendir e incluso disfrutar al máximo en nuestras vidas. Ya hay muchos consejos aquí en la red para dejar de postergar esas tareas que tienen que realizarse a como dé lugar, pero intentaré abordar soluciones desde la perspectiva de una procrastinadora compulsiva en rehabilitación, a la que no le han funcionado los tips habituales. Así que, como la experta en la materia que me considero, osaré dar algunas recomendaciones, que, por supuesto, corren el riesgo de ser perfectamente inútiles o más de lo mismo. En principio, retomo la forma popular de “estira y afloja”, porque la procrastinación es como una liga. Cuando sucumbimos a ella, pareciera que nos estamos consintiendo, pero en realidad estamos estresados y envueltos en una nube culpígena, y queremos forzar al tiempo, estúpidamente, puesto que es una unidad fija. En cambio, cuando nos divertimos después de asegurarnos de que el deber está cumplido, podemos “aflojar” la liga, pero de verdad.  

1 EL GRAN AUTOENGAÑO. 

EL ESTIRA: En nuestra cabeza le ponemos unos vestiditos bien lindos de seda como: “Estoy bien cansado”, “Me siento un poco malita”, “Es que tengo trastes que lavar”, pero la mona aulladora de la verdad sigue gritando: NO ME DA LA GANA HACERLO.  

EL AFLOJA: Decirse la verdad: “no quiero”, sin disfrazarlo de “no puedo”, y simplemente dejarlo pasar, sin juicios de ningún tipo, y ponderar si vale la pena dejarse llevar por la desgana en ese momento o poner otro grano de arena al resultado que queremos a la larga. Podemos dar unos pequeños saltos, gritar contra la almohada, subir y bajar escaleras o sacudir las extremidades para que la ansiedad se nos desprenda, pero lo que funciona mejor, en mi experiencia, es simplemente hacer aquello que no queremos, sin darle tiempo a nuestra reticencia de interferir, como cuando nos empinábamos sin respirar aquel licuado horrible de la tía Conchita. 

2 SUEÑO, HAMBRE Y OTRAS URGENCIAS.

EL ESTIRA: El cuerpo tiene necesidades, y a veces llegan en un momento inoportuno. 

EL AFLOJA: Hay ocasiones en que es imposible, y tenemos que hacer acopio de voluntad, respirar profundo y seguir adelante, pero en general la solución es fácil: satisfacerlas. Una siesta de media hora y un rendimiento óptimo de dos horas es mejor que cabecear tres horas frente a la pantalla mientras escribes sandeces, y un bocadillo furtivo en una junta larga se le perdona a cualquiera, si después su intervención es espléndida. 

3 FALTA DE ATENCIÓN

EL ESTIRA: A unos más que a otros, pero nos cuesta enfocarnos y prestar atención única y exclusivamente a un solo asunto determinado, y tenemos una pésima coordinación para actividades físicas. Nuestra mente tiende a divagar y parlotear como perico de mercado.

EL AFLOJA: Callar la mente. Si no se cree en la meditación como algo místico,  se puede aplicar de forma práctica: unos minutos con los ojos cerrados y en una posición cómoda para permitir que los pensamientos que estorban se resbalen de nuestros cerebros antes de acometer la tarea, y algo importante es no autocensurarse las distracciones o errores, sino solamente volver al aquí y el ahora en automático. 

4 TENER LA MENTE EN BLANCO

EL ESTIRA: Ahora es al contrario: clásico que cuando quieres meditar te imaginas toda la conversación pendiente que tienes con el personaje más incómodo de la oficina, pero a la hora de necesitar la creatividad a tope, entonces sí la mente está en blanco.

EL AFLOJA: En algún lado leí que tener la mente en blanco era bueno, porque si la tenías llena ¿cómo iban a llegar las ideas? Me parece que esto es MENTIRA. Las ideas no llegan así como mariposillas en el bosque, hay que estimularlas y desenterrarlas desde lo más recóndito de una cueva que está envuelta en los mullidos recovecos de nuestros flojísimos sesos. Para esto puede servir buscar información sobre el tema a tratar, ver imágenes, música y videos que detonen esas chispas de genialidad que todos tenemos, hablar con personas que sean autoridad en la materia, pero definitivamente hay que sacar el pico y la pala, empezar a balbucear lo que sea con tal de ir asociando conceptos, no sentarse a esperar a que los diamantes broten de la tierra y se posen en nuestra mano.

5  CARTUCHOS QUEMADOS

EL ESTIRA: Ya escribiste todas las entradas de blog que se te ocurrían, ya entregaste esos ensayos en la universidad desde todos los enfoques posibles… no te queda ninguna idea, las usaste todas. 

EL AFLOJA: Buenas nuevas: las ideas son un recurso renovable. Lo digo por este blog. Cada miércoles es el mismo pánico: “¿Qué escribo hoy?”, gimo, mientras me jalo los cabellos y camino angustiosamente por toda la casa. Al final, con un poco de esfuerzo, siempre se me ocurre algo, así que si me provoco calvicie habrá sido en vano. Siempre tenemos algo que decir, siempre podemos correr unos metros más.

6 LA SERPIENTE DEL EDÉN

EL ESTIRA: Siempre hay algo más divertido que hacer que ponerte a trabajar o empezar a hacer abdominales. Allí está la computadora, con sus redes sociales y sus series descargables, sus fotos de guapetones y recetas de espagueti, invitándote a probar el fruto del tiempo perdido que ni Proust encontró. Los videojuegos… o esa fiestecita donde va a correr la cerveza como ríos de placer, o el paseo que se antojaba.

EL AFLOJA: Voluntad. Y si, como yo, no la tienes, hay que obligarse. Si tienes una adicción, y no me refiero a sustancias, sino a música, videojuegos o lo que sea, pídele a alguien que te ayude y te permita acceder sólo a determinada hora. Cuando haya pasado más o menos un mes (tal vez más, no funcionan los veintiún días, comprobado) ya estaremos habituados a prescindir de ello. Bloquea las páginas que te quitan el tiempo, y sólo deja dos o tres periodos para usarlas en el día. Así de plano, como si fueras maestra de primaria en el salón de cómputo o jefe esclavista de oficina de gobierno. Yo uso LeechBlock, pero debe haber otras aplicaciones, según el navegador. Si la fiesta se interpone en tu camino a la excelencia, el éxito profesional, o lo que sea que estés buscando como meta de vida, aprende a decir NO, a menos que tu meta de vida sea quedar bien con todos, lo cual desde ahora te informo que es imposible.

7 DESORDEN

EL ESTIRA: Puede ser material o mental, de objetos, de actividades, de conceptos, y ya hay una maraña tan terrible, que cuando regresas de retozar en el limbo procrastinador, ahora sí ya no encuentras ni por dónde tirar del estambre.

EL AFLOJA: Hacer un alto y dedicar unas horas o incluso un día a hacer un “aseo general”, literal o figurado. Limpiar el espacio de trabajo, u organizar el portafolio otra vez siempre va a ayudar. También hay que mantener la computadora libre de archivos que no usamos, hacerle un análisis de antivirus periódicamente, etcétera. Recomiendo un programa llamado CCleaner que quita la basurilla de forma automática. Pero sobre todo, y lo más difícil, hay que organizar los pensamientos y limpiar las telarañas del ático. Hay personas que no podemos ceñirnos a un horario estricto, y para eso yo me vi obligada a idear mi propio sistema. Tengo una tómbola con pelotitas, y cada una tiene un número. Le asigno un número a cada tarea, o a cada libro que tengo que leer, y entonces dejo que el azar me sorprenda con el orden de los pendientes que he de solucionar o el libro que toca leer el día de hoy. Lo que trato de decir exponiendo el hecho de que me vi obligada a tratarme como bebé, es que se puede organizar el tiempo y el espacio pasándola bien, con una actitud de juego.

8 FALTA DE MOTIVACIÓN

EL ESTIRA: Creo que esto es lo más duro, cuando el problema supera la flojera o las ganas o necesidad de hacer otra cosa, sino que ya viene de un asunto más profundo, como inseguridad o depresión. No nos sentimos capaces de ser buenos en nuestra área o perdimos el sentido.

EL AFLOJA: En todos lados dicen “busca ayuda profesional”, pero no toda la gente tiene los medios para hacerlo. No obstante, hay consultorios psicológicos gratuitos, en línea o telefónicos, que seguramente son una buena opción. Lo primero es la aceptación, lo demás es tener la firme resolución de caminar hasta ese punto donde nos tendremos absoluta confianza y hemos restaurado el valor y la pasión por nuestros ideales. También es válido aceptar que  esos ideales no eran nuestros o ya expiraron, y empezar de cero.  

Espero que a alguien le funcione alguno de estos consejillos, y si piensan en algo más, comenten, porque lo agradeceré yo también...

Image courtesy of Apolonia / FreeDigitalPhotos.net
 

post signature