miércoles, 9 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE MICHOACÁN, PARTE 2.

LUCHA

Foto de Paul Alexander 
Prosigo aceptando que la situación en Michoacán es difícil y abrupta, no sólo en últimas fechas. Tal vez por la pobreza y el rezago algunos toman caminos torcidos, pero, desde aquí en el silencio, la mayoría de los michoacanos enfrentamos las carencias y adversidades con conciencia política y creatividad. Por ejemplo, cada quién puede tener su propia opinión sobre ellos, pero no cualquier sitio tiene una guardia comunitaria, nuestros propios "Vengadores". Rústicos, si quieren, pero reales.
Pero ya no hablemos de situaciones límite, y veamos un poco más de lo que la gente hace mientras su imagen se enloda en los medios gracias a unos cuantos sociópatas:

ARTE Y CULTURA

Por supuesto, los indígenas de la meseta tarasca tienen una fabulosa cosmogonía que, por suerte, ha sobrevivido hasta hoy, pero, independientemente de cualquier creencia religiosa o falta de ella, no se puede negar la labor de jesuitas, franciscanos y agustinos españoles durante la colonia para el desarrollo cultural y educativo, en especial del oidor Vasco de Quiroga, a quien los indígenas rebautizaron con cariño como Tata Vasco. Gracias a los colegios que fundaron y su labor para integrar ambas civilizaciones hubo un florecimiento cultural por cuyas consecuencias hemos logrado mantener la dignidad como pueblo.
Casa de las artesanías, Morelia
Fotografía de VeoKenxiz
El universo de las artesanías típicas en esta tierra no tiene límite, y requeriría mucho más que una entrada para abarcarlo: alfarería y cerámica, cobre, forja, hilados y tejidos, objetos diversos de tule, paja y chuspata, muebles de cuero y madera, las prestigiosas guitarras de Paracho, joyas extraordinarias de plata y oro, maderas y lacas, y juguetes que para muchos de nosotros son clásicos que nos regresan a la infancia.
Artesanías de madera y fibras
Fotografía de Thelmadatter
Pieza en técnica al negativo del Taller Hernández Cano
Fotografía de Ángeles Arévalo









En música hay dos vertientes, clásica, que tiene su corazón en el conservatorio de las Rosas, el más antiguo del continente americano, y la popular, que rescata la tradición indígena, y se expresa principalmente en las llamadas pirekuas. Aqui encontré esta hermosa interpretación clásica, por Rocío Próspero, hija de Salvador Própero, importante investigador de la música prehispánica. 


Otro ejemplo es esta pirekua que la enorme Lila Downs (aunque ella es oaxaqueña) seleccionó en su album "Una sangre/One blood":


En lo clásico destaca el autor Miguel Bernal Jiménez, quien impulsó al conservatorio, el cual con el tiempo alcanzó a ser el Centro de Excelencia Musical de América Latina, y el famoso coro de niños cantores de Morelia. 







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